miércoles, 29 de abril de 2015

Buscadme



BUSCADME


En las cosas pequeñas cotidianas,
en el latido de vuestro corazón.
En unos ojos pardos,
como los de la mujer que amé.

Entre las ramas de lo árboles,
siendo mecido por el viento.
En los campos labrados del otoño,
en las olas del mar embravecido.

Arriba en el cielo disfrazado de nube,
enredado en su pelo alborotado.
Agarrado de su mano,
tras la letra de una canción inacabada.

Buscadme en un libro que se abre,
en mi poema preferido.
En el álbum de fotos sonriendo,
al lado de los que amé y sigo amando.

En mi sitio preferido:
que siempre fue su regazo.
Cerca de la eternidad,
bien lejos de los fracasos.







Derechos de autor: Francisco Moroz

domingo, 26 de abril de 2015

El lector del tren de las 6:27

El lector del tren de las 6:27











De: Jean Paul Didierlaurent  




Tentado estuve de dejarlo pasar, mi intuición es poderosa a la hora de desvincularme de las críticas promocionales de cualquier libro que aparece en el mercado de forma tan elogiosa.(Lo repito y no me canso)

Lo anunciaban como: "El pequeño libro que vuelve loco a todo el planeta...Una novela imprescindible."

Un poco desaforado grandioso e incluso petulante este anuncio ¿No? ¡Pues si! mucho ruido para mi gusto y pocas nueces. Pero al grano.


Ya de comienzo no entiendo lo del juego de palabras como posible retruécano, con el nombre del personaje principal, que al parecer tiende a causar cierto complejo de personalidad en nuestro protagonista llamado: "Guibrando Viñol". 36 años de existencia durante los que ha aprendido a pasar desapercibido, a ser olvidable y anodino, un ser por otro lado muy normal... ¡eso parece! Pero a mi corto entender una persona un tanto anti-social como para convivir con sus semejantes, y que además solo admite como compañía y única relación a un pez colorado con nombre propio: "Rouget de Lisle"... pues como que no lo puedo calificar como muy normal ¿O si? 


Trabajador de "STRN" (Sociedad de Tratamiento y Reciclaje Natural) una empresa que se dedica a la destrucción. Maneja una "Zerstor 500". Máquina que parece haberse inventado en el mismísimo infierno: Por su peligrosidad, por el ruido que produce su monstruoso motor diésel, y por su cometido: Toda una genocida de libros.


Sus compañeros de trabajo también conceptuables como gente extraña: "Yvon"  un vigilante jurado que habla solamente en Alejandrinos:( Versos de catorce sílabas  y con rima consonante en todos ellos.)

"Brunner" un arrogante y joven pretencioso que aspira a manejar la máquina y que disfruta con su cometido diario. Machista, xenófobo y extremista.


"Giuseppe" que no hace mucho perdió sus dos piernas a causa de un fallo del mastodonte devorador, machacador, escaldador, amasador, y despachurrador de libros; que busca sus dos miembros inferiores con la esperanza de encontrarlos en forma impresa.


Algo de jaula de grillos pensareis, pero iréis entendiendo con el paso sucesivo de páginas.

"Félix Kowaslski" (Me suena a los pingüinos de Madagascar) Jefe tirano y maniático. Ruge, muge, injuria y grita. Parece ser que lo de las conversaciones normales no son una de las virtudes de este energúmeno.


Esta es la cotidianidad de "Viñol".¡Dios!¡que angustia!





Pero en su vida hay algo que hace extraordinario a nuestro personaje: Él, es el lector extravagante de las "Pieles vivas", las hojas sueltas que no han sido destruidas por la "Zerstor" y que el recopila tras cada jornada de forma subrepticia. Y la lectura la realiza dentro del tren que coge diariamente para ir a su trabajo. El tren de las 6:27 y las lee en alto para los pasajeros, que incluso esperan con deleite el gran momento de recitado.


Incluso dos ancianas hermanas le invitan a leer en otro ambiente más selecto con oyentes entregados y críticos. 


En ese mismo tren, "Viñol" encuentra un Pendrive con un contenido inusitado, que irá cambiando  gradualmente  su concepción existencial y la forma de entender el entorno gris y rutinario en el que cohabita.


" Hace poco tiempo descubrí que existía en este planeta un ser con el poder de hacer que los colores fuesen más vivos, las cosas menos serias, el invierno menos duro, lo insoportable más soportable, lo bello más bello, lo feo menos feo, en definitiva, de hacerme la existencia más hermosa." 


"Julie" puede ser el comienzo de una nueva historia.


Se puede decir que la lectura versa sobre un modo de vida monótona y asonante, sin sobresaltos ni aventura ninguna. Algo así como el electrocardiogra hospitalario de un muerto, osea plano del todo y con pitido ininterrumpido. 


Historia sobre gente muy corriente pero un tanto extrambótica como los de la película de "Amelie".Que personalmente nunca llegué a entender a pesar de que me la explicaron, dándome

fundamentos argumentales como las que dan los grandes chefs a sus platos bien de-construidos y más bien de escasa enjundia y cantidad. ¡Eso si! en plato grande y ostentoso.

Una lectura de la que formarán parte como ingredientes algo insustanciales; los pequeños párrafos y lo que podrían llamarse micro-relatos sin ninguna chispa, deslavazados e inconexos, que "Viñol" leerá en el vagón del tren.


Una narración fluída pero lineal y sin un argumento sólido que la sostenga. No me ha convencido en absoluto, aunque pretenda ser una historia positiva que haga el intento de mostrarnos como podemos salir del grupo de gente corriente para convertirnos en clientes de frenopático.


¡Quizá me he pasado con esta apreciación! Pero sinceramente y "como para gustos los libros y los colores". A mí personalmente, y después de su lectura, este, me ha dejado igual que estaba antes de leerlo, y un poco más convencido de que lo normal a lo mejor no es lo que pensamos que lo es.


Todo un fiasco al que no dedico más renglones. Lo cual no quiere decir que probéis suerte y os lancéis al ruedo; os confieso que hay lectores a los que les ha resultado ¡De lo más cool!   


El único mensaje que he podido extraer esta vez de todo el libro que tampoco es muy extenso, y por esta vez es de agradecer. Es esta cita que nos presenta a modo de subtitulo y que reza:



"La gente corriente esconde un mundo extraordinario"





jueves, 23 de abril de 2015

Café y libro


Todos los que estamos relacionados con el mundo de las letras por un motivo u otro, celebramos un cumpleaños más, junto a nuestros amigos los libros. 
Editores y editoriales, autores y escritores, bibliófilos y lectores. Incluso nosotros los blogueros, que somos compendio de alguna de estas cosas, emprenderemos alguna acción representativa para homenajearlos. 
Cada uno lo celebrará a su modo: Unos saldrán a dar una vuelta parando en alguna librería y adquiriendo algún ejemplar de su gusto, otros simplemente leerán, otros visitarán alguna de las ferias que se montan entorno al acontecimiento o asistirán a alguna charla conmemorativa literaria. Incluso los habrá que por las Ramblas barcelonesas paseen con orgullo su libro y su rosa.

Yo personalmente os dejo esta reflexión y después me tomaré un buen café junto a un buen libro.

Os deseo a todos un día lleno de emociones
¡Feliz día del Libro!
y que esta historia no acabe nunca.






Muchos de nosotros somos testigos de primera mano de la cantidad de blogs literarios que relacionan el café con los libros.
Yo me he preguntado muchas veces sobre esa comunión que parece existir entre unos y otros. En apariencia ninguna ¿Verdad? Pero... estas son mis conclusiones. 

El café se comparte con los amigos alargando una comida en sobremesa agradable, con diálogos y conversaciones variadas sobre diferentes temas.

Los libros son amigos incondicionales que comparten sabias palabras escritas y agradables historias. ¿Qué mejor sobremesa pues, que con ellos?

El café debe de ser, intenso, aromático y sabroso como un libro.

Se puede servir de multitud de formas: con leche, cortado, sólo, doble, manchado, con nata, con licor, con azúcar o sin ella, con chocolate. los hay con denominación: Capuchino, Latte, Vienés, Americano, Árabe, Caribeño o Hawaiano, Irlandés Amaretto o Machiato. Un libro también puede presumir de variedad y género.
Los hay densos y ligeros, sabrosos, largos y cortos. Intensos, dulces y amargos. Algunos de ellos tan fuertes que te saltan las lágrimas. unos muy calientes y otros que te dejan frío.


El café de calidad te deja ese retrogusto en el paladar que te permite recordar ese placer después de haberlo terminado. Justo, justo como una buena obra literaria con argumento bien trazado y escrito, la cual traerás una y otra vez a la memoria para disfrutar de aquél deleite que te proporcionó, incluso repetirás releyendo para disfrutarlo de nuevo y sacar nuevas texturas y sabores.

El oscuro liquido contiene ingredientes naturales excitantes, la famosa cafeína que propicia el alejar el sueño y mantenernos despiertos, atentos y concentrados. Lo mismo una buena historia que mantiene nuestros sentidos alertas y nuestra mente excitada, cuantos libros quitan el sueño y cuántos nos han alargado la vigilia si es que nos los hemos llevado a la cama como cumplidos amantes.


Me fijo en las múltiples ventajas que reportan tanto el café como los libros. Son curiosas y reseñables.
A saber:

Café:  Aumenta la memoria.

           Previene la depresión.
           Revoluciona el metabolismo.
           Reduce el riesgo de diabetes.
           Aumenta la resistencia.
           Ayuda contra la enfermedad del Parkinson.
           Impide la gota.
           Es un antioxidante.
           Previene el cáncer.

Libro: Mejora tu memoria.

           Previene el aburrimiento y entretiene.
           Revoluciona las neuronas cerebrales.
           Reduce el riesgo de la ignorancia.
           Aumenta el vocabulario y la concentración.
           Ayuda contra la enfermedad del Alzheimer.
           Impide las malas conversaciones.
           Te desarrolla emocionalmente.
           Reduce el estrés.
           previene el cáncer de la incultura.

Todo son ventajas como veréis, aunque siempre sin excesos, pues el café te puede fastidiar el sistema nervioso y muchos libros te pueden conducir a la locura de Don Quijote, sobre todo los mal escritos, los intrascendentales y los insustanciales... Pero el riesgo es menor en estos casos, y los efectos secundarios menos notables.


por eso queridos lectores estamos de enhorabuena. invitar a una persona querida a un café con tertulia o regalarle un buen libro, es prácticamente una garantía de éxito en nuestras relaciones sociales, sentimentales y amistosas. Por ello:

Son de mi gusto esas librerías que te permiten degustar un café, mientras saboreas un buen libro, es un acierto que atrae a clientes y los hace fieles amigos, contertulios y unas muy felices personas.

En la próxima cita pediré: café con libro.





Derechos reservados de autor. Francisco Moroz

LinkWithin

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...